Una población en aumento
En un momento en el que se prevé que la población mundial alcance los 9.700 millones de habitantes en 2050*, es esencial encontrar alternativas capaces de responder a esta evolución.
La alimentación animal, consumidora del 80% de los recursos mundiales* de proteínas vegetales, ejerce la mayor demanda sobre los recursos de nuestro planeta.
Además, este modo de consumo conlleva efectos negativos en nuestro medio ambiente, sobre todo en las emisiones de gases de efecto invernadero, el agua potable y las tierras agrícolas.
Es urgente pasar a un modelo de producción sano, sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
En el mundo*:
- ⅔ de las tierras agrícolas del mundo se dedican a la ganadería o a la producción de alimentos para el ganado.
- El consumo de carne es de 42.9kg por habitante al año.
La consecuencia
Este modo de consumo tiene repercusiones negativas sobre nuestro medio ambiente, en particular sobre las emisiones de gases de efecto invernadero, el agua potable y las tierras agrícolas.
Cría de insectos vs Ganadería tradicional:
Los insectos se alimentan con subproductos (residuos agroindustriales) = menos biomasa vegetal utilizada = menos gases de efecto invernadero = menos agua.
Para producir 5 kg de insectos, se necesitan 10kg de biomasa vegetal, generalmente subproductos agroindustriales.
Para producir 5 kg de carne de ternera se necesitan 50 kg de biomasa vegetal, principalmente cereales.
Lo que observamos
En EntoInnov somos conscientes de que nuestro sistema de producción agrícola debe evolucionar. Todo ello, con el objetivo de alimentar al planeta de forma sostenible.
En nuestra opinión, la cría industrial de insectos responderá a la demanda de un modo de consumo sano y respetuoso para el medio ambiente. Por eso hemos desarrollado un proceso innovador de cría de insectos llamado «Ento-box».
Gracias a un conocimiento técnico único, bioconvertimos de forma natural los residuos agroindustriales en alimentos funcionales para insectos. Se destinan al consumo humano y animal.
Promovemos la concepción de una economía circular que tiene como objetivo desarrollar localmente los subproductos agroindustriales en una serie de insectos. Esto será tanto respetuoso con el medio ambiente como benéfico para nuestra salud.
La bioeconomía territorial está en nuestro ADN.
De hecho, en comparación a un filete de carne, nuestros insectos tienen un nivel excepcional de proteínas, grasas, minerales y vitaminas.
Estamos volviendo a colocar en el centro de nuestra cadena alimentaria alimentos que ya forman parte de la dieta de un tercio de la población mundial. Además, ya son la base de la dieta de muchas especies de animales salvajes.
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